El programa Es tiempo de sumar, de UN Televisión y la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), analizó cuáles son las secuelas de mayor cuidado.
Para el fisioterapeuta Wilder Villamil, experto en cuidado crítico, las secuelas van de la mano con la severidad de la enfermedad y la atención que requirió el paciente: “no podemos decir que las secuelas son similares para una persona que estuvo en cuidados intensivos con requerimiento de tratamientos de alto costo, que para una que pasó el COVID-19 en su casa”.
“Sabemos que las secuelas pueden afectar el rendimiento físico de las personas; por ejemplo, la tolerancia a la fatiga será menor. Dentro de las secuelas físicas que más se sienten están la pérdida de la funcionalidad para realizar actividades de la vida diaria”, destacó el fisioterapeuta.
En cuanto a las secuelas cognitivas, el experto advierte que se puede presentar alteración en la concentración y pérdida de la memoria, sobre todo si llegaron a estar en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Ejemplo de ello es la “niebla cerebral”, un aspecto cognitivo asociado de múltiples sumatorias con aspectos de la misma enfermedad y del tratamiento.
Por su parte el profesor Jairo Pérez Cely, jefe de la UCI del Hospital Universitario Nacional (HUN), explica que en el caso de una reinfección no existe una garantía de no volver a tener secuelas. “En ese escenario es cuando más se debe cuidar, pues la posibilidad de que quede con secuelas más acentuadas es mayor”.
Agrega que la infección no se debe subestimar: “si yo hago síntomas respiratorios, neumonía (infección en los pulmones), o peor aún, si llego a hacer inflamación de los dos pulmones, la probabilidad de que quede con secuelas respiratorias importantes es alta, por ejemplo que dependa del oxígeno para poder respirar”, concluye el profesor Pérez.