El arquitecto Fernando de la Carrera destaca que es más fácil cambiar la Constitución Política del país que cambiar la ley de propiedad horizontal que se formuló por primera vez en 1949: “la ciudad siempre había sido un ente que se transformaba y dejó de hacerlo; pese a que los edificios tienen nuevas necesidades y podrían aprovechar mejor sus espacios, los reglamentos hacen que la ciudad se vuelve estática”.
Agrega que “esta ley ha ido frenando cosas legítimas de la ciudad como la transformación ligera del entorno o iniciativas de crecimiento, ya que atenta contra sus reglamentos”.
Por su parte el profesor Camilo Ríos, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), sostiene que “en las ciudades en general el suelo se ha vuelto escaso y ahora no es tan común vivir en casas grandes sino que ciudades como Bogotá se han transformado en unos inmensos edificios y tienen menos áreas para que familias o personas solas vivan allí”.
Destaca además que “los cambios que han surgido con la pandemia del COVID-19 incluyen que las asambleas anuales y reuniones se hagan de forma virtual y que todas las comunicaciones dejaron de ser en papel”.
Por último, señala la importancia de defender el patrimonio que se puede discutir dentro de esta ley.
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