“El COVAX tiene iniciativas de desarrollo de vacunas, pero para continuar con su tarea es necesario inyectarle capital; actualmente hay 9 iniciativas que se sumarán a otras 9 que están en proceso”, destaca la profesora Gómez.
Dicho mecanismo está dirigido por tres entidades: la Organización Mundial de la Salud (OMS), la asociación Gavi Alliance (The Vaccine Alliance) y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI) y consta de 3 pilares principales de trabajo:
- diagnósticos y reactivos diagnósticos,
- medicamentos y tratamientos, y
- vacunas para el COVID-19.
El dinero sale de los Estados que van a consumir las vacunas; el COVAX ayuda con dinero y con redes entre ellos. Por ejemplo, los países de renta media-alta –como Colombia– hacen el pago anticipado de un número determinado de dosis de una o varias de las vacunas que se están desarrollando. Por su parte, los países de renta media-baja cuentan con dinero subsidiado por diversas organizaciones mundiales.
El mecanismo COVAX representa una ventaja para el país ya que tendrá acceso a un portafolio de vacunas.
“Aunque se dice que sería en el primer trimestre de 2021, hay mucho escepticismo al respecto. Nunca en la historia se había visto esta capacidad de desarrollo y seguramente habrá una vacuna, pero se debe tener una certeza sobre qué tan buena, efectiva y segura será”, agrega la investigadora.
Las vacunas serían para los países que formen parte del mecanismo, repartidas de forma equitativa. El primer lote debería alcanzar para vacunar al menos al 3 % de la población de los países unidos, empezando por la población prioritaria, que es el personal de la salud.
Luego se tendría acceso a más vacunas para seguir en el orden de prioridad, que son las personas con comorbilidades, aquellas más susceptibles, y la población mayor. Por último se contemplaría al resto de la población.