Debido a la invasión rusa a Ucrania, los profesores Patiño y Juan Gabriel Gómez, del IEPRI, dialogan sobre este tema teniendo como referencia el libro “Imperios contra Estados. La destrucción del orden internacional contemporáneo, el cual aporta muchos elementos para considerar la coyuntura presente, de la invasión rusa a Ucrania.
De este encuentro salieron varias cápsulas en video en las que se abordan temas como: “Hay una contrarrevolución geopolítica global”, “La élite rusa actual no es de izquierda” y “Es difícil catalogar a Estados Unidos como un imperio”.
En “La élite rusa actual no es de izquierda”, el profesor Gómez menciona que el dominio que había tenido Occidente sobre la dinámica global ha quedado resquebrajado, y el orden internacional, construido a partir del reconocimiento de Estados-nación a través de Estados-nación, está sacudido por la dinámica de grandes potencias que tienen una aspiración imperial, por ejemplo Rusia y China.
Según el profesor Patiño, “muchos analistas consideraban que los imperios eran un tema del siglo XIX; sin embargo, la China que surge en 1949 con Mao Zedong tiene una lógica imperial muy fuerte y también sucede con la India y Turquía”.
“En esto influyen dos hechos, y es que no se trata tanto de la construcción de una nación, sino de Estados que dominan sobre diferentes naciones, tal y como lo habían hecho los imperios multinacionales”.
Agrega que “los rusos, étnicamente hablando, nunca han sido superiores al 50 % de la población en Rusia, ni en la zarista ni en la soviética ni en la contemporánea; en ese contexto hay una especie de mapa multiétnico, multilingüístico e incluso multirreligioso; algo similar sucede en China”.
“Lo que está sucediendo en Rusia es un tipo de guerra clásica de tipo imperial, en el sentido de que tiene estrategias y tácticas militares, por ejemplo, de la Primera y Segunda Guerra Mundial; también incluye tácticas muy importantes de la guerra franco-prusiana, pero además, porque es una guerra por conquistar y controlar de territorio de un Estado definido como enemigo –e incluso como inexistente–, según el lenguaje de Vladímir Putin”.