Su presencia es tan importante para la Tierra, que es aquí donde se genera el 20 % del agua dulce y se produce el 20 % del oxígeno del planeta; la región alberga el 30 % de la biodiversidad mundial y la habitan más de 350 grupos ancestrales.
Pese a su importancia, este mágico lugar se encuentra constantemente amenazado por la deforestación acelerada. Para la doctora en Geografía Dolors Armenteras, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), “esta cuenca amazónica contribuye a la regulación del clima planetario, del agua, de los ciclos hidrológicos y del carbono”.
La ingeniera forestal Yolanda González, directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), destaca que “no solo beneficia a la Amazonia, sino que su impacto también llega a Bogotá para alimentar los páramos, las montañas y las fábricas de agua”.
Desde hace varios años la Amazonia es la región más deforestada del país: entre 1990 y 2018 perdió más de 190.000 hectáreas de bosques.
La ingeniera González explica que “entre las causas están la infraestructura vial no permitida, el cambio de uso del territorio en cultivo ilícitos, la ganadería no lícita y el cambio de uso en la expansión de actividades agrícolas ilegales”.