Alimentos congelados, galletas, comidas rápidas, papas fritas y millones de productos más que pueden ser su debilidad al momento de “mecatear” o cometer un “pecadito”, están elaboradas a partir de grasas trans que se elaboran de forma industrial al convertir aceite líquido en grasa sólida, mediante un proceso conocido como hidrogenación.
Estas son utilizadas por la industria para darles mayor durabilidad y sabor a los productos, pero son grasas de mala calidad nutricional, no solo porque no aportan ningún beneficio para la salud, sino porque además son precursoras de las enfermedades que cada vez impactan más los sistemas de salud en el mundo.
Antes de 1990 se sabía muy poco sobre cómo las grasas trans pueden dañar la salud. En la década de los noventa la investigación comenzó a identificar los efectos adversos para la salud de las grasas trans, de ahí que en Canadá y Estados Unidos existe un etiquetado obligatorio que dé cuenta de ellas.
El nutricionista Jhon Jairo Bejarano Roncancio, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que en Colombia, la Resolución 2508 de 2012 y la Ley 2021 del 2021, o “ley de comida chatarra”, determinan que todo alimento envasado que contenga grasa trans mayor a 0,5 g por porción deberá presentarlo en la tabla nutricional, para informarle al consumidor sobre lo que está comiendo.