El problema es que los ciudadanos convencidos de ese modelo liberal de centro, en el cual el Estado es responsable socialmente, pero con rigor fiscal, no saben distinguir cuáles son los auténticos liberales que defienden estos dos valores. Ello porque en general en las alianzas de centro están atrincherados líderes de izquierda radical vergonzantes, pero en reserva, y también personajes con auténtica caracterización de una derecha radical, ambos fáciles de identificar por su pasado o por sus declaraciones.
Entonces, si un ciudadano se siente de centro y por lo tanto liberal en sentido estricto, no necesariamente debe buscar por quién votar de un partido con este nombre, ni en Colombia ni en otras partes, sino más bien mirar cuál de los centros es un auténtico centro y no un refugio temporal de líderes radicales.
En los casos específicos, basta tomar la foto de las coaliciones de centro que salen en los periódicos, y con un marcador poner un círculo en los personajes que son auténticamente de centro liberal, un cuadrado en los que son realmente conservadores radicales, y un rectángulo en los que resulta evidente que son de izquierdas posando por centro. Y para votar por el candidato correcto habría que sumar y comparar las diferentes figuras geométricas.
Mejor dicho, si usted se siente de centro y liberal en el sentido que aquí hemos señalado, debería votar por el candidato que apoye una alianza política en la que haya muchos más cuadrados que triángulos y círculos.
Por supuesto si hay empate, y usted es un liberal de centro más antiizquierda, debería votar por el candidato que apoye la coalición con igual número de cuadrados, pero menos triángulos. En sentido contrario, si le chocan las derechas más que las izquierdas, a pesar de ser del centro, pues le tocaría votar por el candidato que apoye la coalición con igual número de cuadros, pero con más triángulos, en el mismo caso de empate. Haga el ejercicio, y si no compra periódico impreso, imprima las fotos de las alianzas, marque y verá que funciona.
Por supuesto los ciudadanos están muy confundidos, pues por lo menos en la época del bipartidismo se votaba por unos o por otros y no había esta maraña de partidos y coaliciones, lo que no es realmente un multipartidismo funcional.
La Constitución permitió que las coaliciones presentaran candidatos incluso en cuerpos colegiados para salvar unas minorías, y la justicia electoral le dio vía libre a esa forma antes de estar regulada legalmente. Todo esto nos llevó a la situación actual de coaliciones en vez de partidos, aunque la fragmentación de los partidos ya estaba enquistada en el sistema, incluso antes de 1991.
Además, el paro y la pandemia alertaron a las élites políticas tradicionales de centro derecha y de centro izquierda (con los colados que ya se dijo hay en ambas desde posiciones más radicales) a unirse para no ser arrasadas por la fuerza de izquierda más radical o los experimentos oportunistas antipolíticos.
Las maquinarias se movieron a todo vapor porque en Colombia el resultado de las legislativas, como siempre, afectará luego las elecciones para gobernaciones y alcaldías, pero también porque cada cacique político tiene por eso mismo su candidato presidencial favorito, o está amarrado a dos de ellos.
El voto de opinión en las regiones no se verá mucho, como suele suceder, y, lo que es peor, es muy difícil de ejercer, en especial para quienes son de centro. Espero que este manual le sirva para votar si es usted es uno de ellos, de los de centro, porque le ha tocado el peor lugar del espectro político: el menos emocionante, sin amigos de la cuna a la tumba ni enemigos con alma de vikingos.
Por eso, si usted es de centro y no puede evitarlo a pesar de todo, haga el cuadro que aconsejo, pero no se sienta tan culpable esta vez si decide abstenerse, porque le aseguro que ni incluso los politólogos de centro sabemos realmente qué hacer en esta situación. Por lo menos por ahora.