“La variabilidad climática son las fluctuaciones de las condiciones predominantes de una zona, mientras que el cambio climático es la modificación de esas condiciones predominantes alrededor de la cual oscilan esas condiciones”, señala el doctor en Meteorología.
Mientras el clima sufre cambios en condiciones predominantes de un periodo determinado, por ejemplo entre 40 y 50 años, y se mide en promedios, la variabilidad tiene fases extremas como lluviosas o más lluviosas de lo normal, y caluroso o menos caluroso.
De estas fases extremas (máximos y mínimos) depende la regulación de los fenómenos extremos y las sequías. Ejemplo de ello es la cantidad de precipitación, lo cual hace que existan algunos años más lluviosos que otros. Por eso en los máximos se producen inundaciones en las zonas planas, y en los mínimos, que son extremos de la precipitación, se presentan sequías.
El cambio climático tiene impactos sociobióticos (ecosistemas y recursos hídricos, productivos, agronomía y forestal), económicos y culturales. Uno de los efectos principales en los ecosistemas es que se pueden ver disminuidos y generar un impacto ambiental porque no solo se reduce o cambia el área; Ejemplo de ello son los páramos. “Esto también afecta los servicios ecosistémicos de la zona, siendo la provisión de agua la más común”, agrega el docente.
“El cambio climático no se puede medir, pero sí se puede medir cuál es la tendencia de largo plazo en la temperatura y la precipitación para hacerle seguimiento al cambio. Para esto se debe tener en cuenta cómo estaban las condiciones en un tiempo determinado para compararlo con otro periodo, por ejemplo 2050, para hallar alguna evidencia de su impacto”, puntualiza el profesor Pabón.
Según la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, el 83 % de los desastres de la última década están relacionados con la variabilidad climática.