La negativa de Trump a aceptar su derrota electoral lo llevó a hacer un llamado a sus seguidores para tomarse este lugar, donde Joe Biden sería certificado finalmente como el nuevo presidente de los Estados Unidos. Allí, un sector de la población seguidora del presidente Trump entró por la fuerza, causando enfrentamientos que dejaron cuatro personas muertas, razón por la cual la alcaldesa de esa ciudad, Muriel Bowser, declaró el toque de queda hasta que termine el mandato de Trump.
El profesor Emilio Viano, del Departamento de Justicia y Sociedad de la American University, explicó en el programa UN Análisis, de UN Radio (98.5 FM), que “desde las elecciones nos dimos cuenta de que existe una división muy profunda en el país, entre los que votaron por Biden y los que se ponen del lado de Trump, quienes esperan que pase un milagro para que Trump vuelva a ser inquilino en la Casa Blanca en Washington”.
En su concepto, la continua presión en el estado de Georgia para intervenir en los resultados locales y mantener el discurso del fraude masivo no va a funcionar: “Trump no quiere aceptar que es un perdedor, pues eso le da la posibilidad de continuar con un cierto nivel de control entre su gente, sus votantes”.
Estas elecciones en el Senado jugaban un papel clave: si los demócratas ganaban –como en efecto sucedió– tendrían una mayoría de un voto en el Senado y podrían votar a favor de la posición demócrata. El control del Senado permite a Biden confirmar a los miembros de su Gobierno, tener mayoría y cohesión en el país, y comenzar el trabajo que prometió en su campaña política en 2020.
En dos alocuciones casi alternas se vio nuevamente esa división presente en Estados Unidos. “Esto no es una protesta, es insurrección”, puntualizó el presidente electo Joe Biden, mientras que Trump les dijo a sus seguidores “váyanse a casa”, y repetía que las elecciones habían sido un fraude.
Finalmente, el proceso de certificación como el presidente número 46 de los Estados Unidos de América se llevó a cabo en horario extraordinario, mientras se evaluaba una carta dirigida por el Partido Demócrata en la cual se pedía a Mike Pence (actual vicepresidente) que considerara llamar a la enmienda 25, la cual permite destituir al Presidente por no poder cumplir con su trabajo. Horas después, el presidente Trump aseguró en un comunicado de prensa que se compromete a realizar una transición de poder para el 20 de enero, cuando empieza en firme el nuevo Gobierno.