En este nuevo capítulo de La Paz en Foco, programa de Televisión UNAL, el profesor Juan de la Rosa, de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), explica que en el avance de la implementación del Acuerdo de Paz existen muchas falencias en su componente educativo.
“Al hablar de paz no podemos referirnos solo a la formación básica y técnica para las comunidades afectadas por la guerra, sino a un proceso reflexivo que les permita emprender acciones políticas en sus territorios para entender sus realidades y volverse partícipes en la toma de decisiones”, explica.
Para el experto, el Estado y la sociedad colombiana deben asumir que la implementación del Acuerdo va más allá de capacitar a las comunidades en temas de productividad y emprendimiento basados en un modelo económico que ha imperado por muchos años en Colombia.
“Existe una falla en la percepción de lo que significa un acuerdo de reinserción de una comunidad a la sociedad: que esta implica que ellas acepten el modelo socioeconómico, político y cultural que prima en nuestro sistema”, comenta el docente.
En contraste, señala que “la visión de los actores del conflicto que firmaron el Acuerdo refleja que ellos no cedieron a su ideología, sino que se trató de una búsqueda de estrategias sobre las que se pudieran buscar caminos alternativos a los de la violencia. En ese sentido, el modelo educativo que se implementó fue un poco una imposición de un modelo preestablecido”.
Entonces, ¿cómo desarrollar una estrategia educativa que realmente atienda las necesidades más apremiantes de los actores del conflicto? “La educación para la paz debe ser un proceso experimental y no impositivo, para definir cuáles son las realidades situadas de esas comunidades y luego sí establecer el tipo de educación que requieren”, señala el experto.
“Para implementar el Acuerdo de Paz se debe pensar en modelos educativos diferentes, por ejemplo, asumir que el conocimiento existente en estas comunidades es amplio y que la educación no es un problema de llevar programas de formación a un territorio, sino de facilitar que el conocimiento sea distribuido, validado, conversado e implementado por los mismos actores del conflicto”.