Con la firma de tratados de libre comercio (TLC), Colombia ha perdido más su autonomía y soberanía frente a la producción local de los medicamentos esenciales, incluidas las vacunas. “Estamos pagando las consecuencias de esas políticas que se tuvieron en los años 90 cuando se decidió abrir la economía y debilitar las respuestas del sector público y se renunció a la producción local de vacunas”, destaca la docente Vargas.
“Ya hemos visto que esos TLC tenían más beneficios para las grandes potencias que para nosotros, y no solo se ve en los medicamentos sino también en la agricultura: Colombia importa cada vez más comida, y produce menos”, señala la doctora en Farmacia.
En su concepto, “durante esta pandemia las industrias que han trabajado en las vacunas han superado con creces las ganancias que venían teniendo, pues cada vez que daban un anuncio sobre la eficacia de las vacunas que salían en comunicados de prensa y no en papers científicos, estas se veían favorecidas con los precios”.
Ante este panorama, la profesora Vargas señala que “vemos el juego de unos pocos afectando el acceso a una vacuna para la mayor parte de la población mundial, pues no es solo un país, sino todos los países revisando la posibilidad de utilizar estas flexibilidades en cuanto a propiedad intelectual”.
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